421687725_640Magia en 360º. «Más difícil todavía» rezaba el slogan que invitaba al III Festival Plus Ultra Seguros de Magia. El prestigioso y siempre innovador Circo Price, con el patrocinio de Plus Ultra Seguros, y la mente de Jorge Blass dieron fruto a este proyecto, que se ha extendido durante, nada más y nada menos, que cuatro semanas. Teníamos ganas de magia, teníamos ganas (y a decir verdad era un auténtico honor) ver la ciudad copada de carteles que anunciaban a Jorge Blass, a Yunke, a Juan Luis Rubiales, a Kotkin, a Dani Daortiz o a Lennart Green. Y lo era porque, aunque sea un fogonazo en mitad de todo un fulgor de espectáculos, pero ahí reluce nuestro arte.

Gracias a la Gran Escuela de Magia «Ana Tamariz» (que siempre nos cuida de maravilla) y, por supuesto, gracias a la directora, mente creadora, artífice y madre de la Escuela, Ana Tamariz acudimos el día del estreno (8 de marzo de 2013) a tan excepcional evento que se anhelaba con expectación, o al menos así lo percibí.

Al inicio, antes del espectáculo, caminaban entra las mesas más cercanas al escenario magos con altas chisteras y elegantes chaquetas que, como magos de la Escuela, creaban pequeños milagritos frente a los ojos de los espectadores. Magia de cerca en estado puro, de la que tan bien se enseña en la Escuela y que los alumnos de la misma estaban dando buena cuenta.

¡Empieza el show! Se apagan las luces y la música invade del Price mientras los magos comienzan a aparecer en distintos puntos de la sala acompañados de un brevísimo fogonazo de luz que los acompaña. Un inicio muy espectacular que supo atraer rápidamente la atención del público.

El primer mago en ocupar la plataforma circular que a modo de escenario se elevaba en mitad de la sala, fue Yunke. Un efecto muy visual, de impacto y muy rítmico en el que una bella señorita sufría todas las eventualidades habidas y por haber a las que decidía someterle el mago. Continuó Miguel Muñoz, profesor de la Escuela y excelente manipulador. Ofreció una deliciosa rutina de manipulación de bolas en la que, como si de una extraña poesía se tratara, jugaba con el agua que se materializaba entre sus manos.

Después fue el momento para las presentaciones, el artífice y voz cantante del proyecto, hizo su aparición. El mago madrileño y también profesor de la Escuela, Jorge Blass presentó el show, a sus compañeros e hizo un pequeño juego que mezclaba un anillo con desapariciones y apariciones imposibles. Tras Jorge, un mago finlandés muy peculiar, Marko Karvo. Ataviado como los más clásicos ilusionistas de principios de siglo, Karvo presentó una espectacular rutina con palomas (las cuales surgían de lugares a cada cual más raros) y terminó haciendo volar sobre las cabezas de los espectadores hermosísimas aves tropicales.

En la mitad del espectáculo el siempre sorprendente Jaime Figueroa revolucionó el escenario del Price con su papel del Gran Fetuccini, un mago internacional al que todo le sale mal. Con notas de flamenco y la obsesión por realizar en condiciones el juego del huevo y la bolsa, Figueroa presentó estupendos efectos en una clave cómica que en ningún caso reducían la fuerza de los mismos. Jorge Blass volvió con una misteriosa predicción que en forma de pizarra colgaba sobre las cabezas de los espectadores para revelarse de una curiosa manera que parecía del todo imposible.

Tras Blass, de nuevo Yunke, que emulando al gran Harry Houdini se internó en una caja impenetrable de la que surgió victorioso gracias al poder de la ilusión. Los rusos Sos y Victoria se lanzaron, en la recta final del festival, con un número de transformaciones de vestuario a cada cual más imposible e impresionante, mezclado todo ello con pequeñas notas en forma de llamaradas que recorrían las manos de Sos .

Culminó la gala Jorge Blass que con ese toque tan característico que sólo él sabe darle, lleno el cielo de pequeños copos mágicos que caían sobre los espectadores y materializó la magia sobre nuestras cabezas en un espectacular final. Tal y como había empezado los magos fueron apareciendo, saludando e introduciéndose en una extraña caja que los elevó. Un fogonazo y los ilusionistas habían desaparecido frente a nuestros ojos. El público del Circo Price se levantó para aplaudir a la magia.

Una estupenda velada que pudimos disfrutar gracias a la Gran Escuela de Magia «Ana Tamariz», siempre presente, siempre trabajando, allá donde se levante la nota de la magia.